La otra vez conversaba con unos amigos. El tema era el de siempre: mujeres. La mayoría decía que no tenía un tipo definido de mujeres que le guste, aunque prefería tales o cuáles. Cuando me tocó el turno, mi mente se puso en blanco y a la vez tuve mil imágenes: “Me gustan todas”, pensé.
La cosa, entonces, es así.
La cosa, entonces, es así.