sábado, octubre 25, 2008

No hay churra sin fea

*Tres al hilo.

1. ¡Que la próxima no sea churra!

Clásico. Las chicas se mueren de la envidia, de los celos, si la nueva chica del ex novio es churra. Verdad irrefutable, sean sinceras. Si la dejaron por ella, pero aun. Las resentidas la tildarán de “hueca”, “pituquita” o “perra”. Envidia pura. Por eso, mejor que sea fea, o más fea que ella, para así cantar victoria. Sí, mamita, VICTORIA. Puedes deletrearlo: V-I-C-T-O-R-I-A. Ahí sí, felices.

Mi pregunta es: ¿Será igual con los hombres?
Yo creo que sí, aunque en un grado mucho menor. Porque valgan verdades, si el pata es recontra feo, seguro pensaremos: “¿En qué está pensando esta flaca?”, y acto seguido nos dolerá la panza de tanta carcajada. Y sí, también cantaremos victoria. No lo duden.

2. Mi buena amiga Shey
Mi buena amiga Shey ha tenido muchos encontrones, amores y desamores, amoríos pasajeros, amores imposibles, y una pedida de mano con huida incluido. Increíble pensar que nadie te ha dicho literalmente para estar, mi buena amiga. No es que sienta lástima. Para nada. Yo no les dije a todas mis ex enamoradas el clásico: “¿Quieres estar conmigo?".

Shey, te fuiste ya hace varios abriles. Alguna vez volviste y te fuiste nuevamente. Me hace recordar a tus historias amorosas. La pequeña cenicienta esperando que su príncipe la encuentre y se de cuenta de que ella es la indicada. Una fábula que no termina siendo más que eso. Por eso te diré algo, my latin american new yorker: quiero que sigas viviendo cada vez con más pasión tus nuevos descubrimientos amorosos. No te desanimes. Los hombres somos como las mujeres: cada uno es un nuevo mundo por descubrir. En gringolandia encontrarás al que andas buscando. Pero a veces, hay que ser muy paciente.

Mientras tanto, aquí te siguen esperando los buenos amigos, como yo, que extrañamos todas esas conversas de horas y madrugadas mientras soñábamos en cambiar el mundo y un amor perfecto a nuestro lado. Las salidas, los conciertos, tu voz melodiosa y tus sueños de cantante, mi pluma escondida y mis pesadillas de escritor. Mi confidente: tú eres la única chica que conoce los secretos más sucios y detallados de los comienzos y desarrollo de la relación que enmarca casi la totalidad de los escritos de este humilde blog. Flaca, eres una de mis mejores amigas, de aquellas, de esas que pueden no cruzarse con uno toda una vida.

3. La incondicional
Será porque mueve incesantemente su cola, que es capaz de arrancarme una sonrisa por más molesto o triste que pueda estar. Será por eso también que comprendí perfectamente cuando la chata, con su crisis amorosa existencial, me dijo: “Quiero una mascota”.

Mi perrita se llama Kiara.

Irónico pensar que su nombre se pronuncia igual que el de un eterno amor platónico.

Curioso pensar que cada vez que termino con alguien, que me chotean o que terminan conmigo, siempre llego a mi casa y ella me espera, siempre me espera, y me ofrece su movida de cola, sus babeadas de lengua, su pata, su juego y su alegría, y entonces yo la abrazo y le digo casi susurrando: “Tú eres la única que siempre se queda a mi lado”.

domingo, octubre 05, 2008

El arte de perdonar

*Cuánto cuesta y cuánto tiempo toma perdonar.

Metallica - The Unforgiven 2 (la letra aqui)


Lo sé, flaca. Sé que es difícil, pero se puede. Yo te recomiendo que lo hagas. Vivir con resentimientos no ayuda, no es saludable. Mejor vive tranquila. Escucha, comprende y perdona. Y no dejes de cuestionarte sobre esto:

1. Ok, la cagó. ¿Acaso tú nunca la cagaste?
Estoy seguro de que la respuesta es sí. Y cuando la cagaste, ¿no pediste que te perdonara? Entonces, déjame entender. ¿A ti sí, pero a él no? No pues, sé consecuente.

2. Lo que hizo fue peor.
Puede ser. Pero piensa esto, ¿lo que tú hiciste en su momento no fue también lo peor, y por eso tuviste que pedir perdón?

3. Quizá lo perdone, pero no la tendrá fácil.
Ok. Hazlo sufrir, hazte de rogar. La verdad, no sé qué tan bueno sea. Quizá depende de lo que haya hecho. Acaso algo así se hace más por orgullo que por otra cosa. Osea, claro, no perdones tan fácilmente, pero que tampoco sea un martirio, ¿no?

4. No voy a escuchar ninguna explicación.
Si pues, estás molestísima. Ni modo. Pero si después de respirar hondo y poner cabeza fría, te dieras aunque sea un pequeño tiempo para escuchar razones, te sorprenderías mucho de cómo son en verdad las cosas, y te darías cuenta de que muchísimas cosas no son blanco y negro, sino que tienen varios matices que importan mucho a la hora de hacer algo, hasta para cagarla. Podrías comprenderlo, aun así no quieras perdonar.

5. Lo que hizo fue demasiado como para perdonar.
Me imagino. Bueno, me imagino que eso es lo que piensas. Pero también hay una pregunta válida, ¿lo que tienen no es más fuerte que un error, así sea muy jodido? Dicen que el amor rompe barreras.. no lo digo por cursi, lo digo porque a veces es cierto.

6. Es imperdonable.
Tienes razón: algunas cosas en verdad son imperdonables. Pero te digo algo: no guardes rencores. Si es imperdonable, de hecho al comienzo lo odiarás, y así es como debe ser. Se lo merece. Pero no te pases toda la vida odiando. No te hará nada bien, flaca. Aunque cueste, supéralo. Lo harás y dejarás de odiar. Se vive más tranquilo. Se vive más feliz.

¿Cuánto cuesta y cuánto tiempo toma perdonar? Puede que lo que te tome darte cuenta, dependiendo del caso, de que lo que tienen es más fuerte que sus problemas, de que fue comprensible su error, de que tú también eres culpable de algún modo, de que tú también la cagaste en algún momento y te perdonaron, o de que simplemente uno vive más feliz no odiando a nadie.

Ese es el arte de perdonar, señorita. Pero no lo olvides: hay ciertas cosas que es mejor no perdonar. Lo que sí te aconsejo es que nunca, pero así NUNCA, vivas toda una vida odiando a alguien. Recuerda que, por lo general, esa persona ni siquiera merece tu resentimiento.

*Siento un aire entre triste y nostálgico en este post. Pero aun no descubro cómo ni por qué. En fin. ¿Qué opinan? ¿Perdonamos o no perdonamos? Fácil instalamos el "Día del todos nos perdonamos", y contactamos a esa persona que dijimos que jamás perdonaríamos, y la miramos, le sonreímos, le damos un abrazo, y simplemente nos retiramos para nunca más volver. Y así nos vamos en paz, y dejamos que esa persona también vaya en paz. Fácil sí, fácil no.