sábado, noviembre 18, 2006

¿En qué momento aparentar felicidad se volvió más importante que ser feliz?

(para leerlo sin tomar aire)

Lo dijo un NN ya moribundo, balbuceando las verdades que nadie quiso enfrentar en carne propia. La que todos prefirieron obviar y mantener por encima del mentón. Bien erguidos ellos. Brazo izquierdo mirando el piso: rígido y bien pegado al cuerpo. El otro señalando al cielo: en diagonal y con la mano presionando la frente. Casi un golpe. Un manotazo al cerebro. Una bofetada a la razón. Expulsando el intelecto con fuerza diestra y congelando el instante solemne de la rendición del raciocinio. Todo un ejército marchando hacia ningún lugar.

Lo dijo y aborreció aquel fatídico momento en el que conoció a ese horrible y jodido sujeto llamado “los demás”. ‘Cool’ en su presentación, no dejó de amamantarlo con toda suerte de trucos para levitar sobre el resto. Odió aquel instante. Se vio a sí mismo sumergido entre borregos voladores que se jactaban de su modo de vida sin siquiera poder argumentar su supuesta ‘superioridad’. Patético, es verdad. Desde el día en el que la nicotina le ayudó a ser aceptado en el círculo social de los ‘bacanes’ de la escuela, la droga se convirtió en su mejor amiga. El satisfacer a “los demás”, también. Por eso, ya sin darse cuenta, cerebro en piloto automático, como una esponja de elite, se rindió a los acaramelados encantos de lo ‘convencionalmente aceptado’. Y así, sus prendas salieron de una publicidad infinitamente repetida por todo Lima. Su forma de hablar era la eternamente caricaturizada en la televisión. Sus relaciones amorosas se basaron en el ojo ajeno y jamás en el suyo. Sus amistades (las únicas nunca superficiales) fueron un refugio furtivo, la otra cara de la moneda, en vez de estar impregnadas en su rostro, acompañándolo en su mirada. La televisión y la publicidad le dijeron qué comprar y qué no, qué mostrar y qué no mostrar, qué decir y qué nunca decir, cómo comportarse y dónde desenvolverse de tal o cuál manera. El ‘cuándo’ fue siempre un ‘ahora’. El ‘por qué’ nunca estuvo presente. Entonces se fue moldeando a la medida de lo que exigían “los demás”. Pie derecho al levantarse por las mañanas. Se persigna y se encomienda a un santo (si se equivoca, ya tiene a quién echarle pato). Auto llamativo y atuendo siempre de marca si el entorno lo pide. Carro viejo, sandalias y chompas desaliñadas si el ambiente lo reclama. Todo está en función del resto. Primero toma este tenedor y para el segundo plato el siguiente. No lo confunde con el del postre. Nunca corta todos los trozos de carne y después los come. ¿Te imaginas? ¡Qué falta de etiqueta! ¡Qué diría Frida Holler al respecto! No sacó 20 en urbanidad durante la escuela porque la suya respondía a otra realidad. ¡Pero es el mismo sistema!

Y entonces odió no haberse dado cuenta de esto en aquel entonces. Maldijo cada palabra que pronunció sólo porque los demás también la pronunciaron. Desaprobó totalmente haberse burlado de ese compañero buena gente tan sólo porque los demás también lo hicieron. Detestó haberse dejado llevar por el resto y haber complacido todas sus exigencias…

Yo conozco a ese sujeto. Lo observo deambular como un fantasma entre las calles de Lima. Lo escucho en la radio en cada estación que sintonizo. Lo veo en cada programa de televisión mientras ‘zapeo’. Lo intuyo en todo espacio que habito. Aún puedo olerlo por las noches al conversar con mi almohada. Y pronuncio sus palabras con una sonrisa cuando el espejo retrovisor me lanza a mil por hora una escena antes relegada. Creo que aún podría divisar el código de barras que en algún momento llevé, debajo de mi lecho, a veces husmeando en mi trayecto, a veces alejándose hasta caer en el olvido.

El NN ya no tiene remedio. Su cura es desconocida. Su salvación está de vacaciones. Y su libertad está enterrada. Las ‘reglas de etiqueta’ le robaron su independencia. La moralidad le despojó la razón. Suerte que no soy un NN… Suerte que alguna vez lo fui. ¡Porque ya no podría volver a serlo!

lunes, noviembre 13, 2006

El polvo cuando reina la nada. (Sobre Castañeda Losio y sus votantes)

¿Por qué brindamos por la embriaguez del caos de Lima cuando sólo el polvo inunda la nada?

"No es lo mismo comerte la mierda que te sirven, que decir: ¡Por favor, denme más mierda!"
Xavier Velasco
(Diablo Guardián)

Curioso escuchar a la gente reclamar por la situación política del país, por los políticos que nos gobiernan, por la ineficacia de sus gestiones, por el circo que escenifican con sus actos, comentarios, berrinches y pataletas.

Todos hablan. Todo es una sinfonía de amargas voces, de ásperas críticas.
Las peores melodías de la historia.
Las canciones que siempre terminan perdiéndose por el tobogán del olvido.

El polvo cuando reina la nada.

Así califico al sinnúmero de ¿opiniones? que emite la gente del montón. Aquella que en el fondo sabe que no tiene ni la menor idea de lo que está hablando. Esa gente cuyos argumentos nunca encuentran bases sólidas. Que parten de premisas sin análisis alguno. Cuyas conclusiones brillan por su gravedad cero.

Me pregunto: ¿Y quienes eligen a esos políticos? Y ¿cuántos velan por el cumplimiento de sus promesas?

Dicen que están hartos de los políticos de siempre, pero siguen marcando los mismos rostros en cada cédula que avistan sus ojos.
¿Qué está pasando con los peruanos?

¿Qué ha pasado siempre con nosotros?

Acostumbrados a conocer puros políticos corruptos, cuando encontramos a uno que no lo es, inmediatamente ensordecemos los medios con palmas, bombos y platillos.
Pensémoslo bien: ¿Esto basta? ¿Basta que un alcalde permanezca en silencio, no haga escándalos y no realize obras aberrantes para catalogarlo como "un buen alcalde", "el mejor alcade de Lima de todos los tiempos" e, inclusive, para otros ingenuamente optimistas, prediciendo el holocausto "el próximo presidente del Perú"?

"Judgme for what i've done, but not for who I am",
versa una canción de NOFX (Don't call me white - Punk in drublic). ¿Qué ha hecho Castañeda Losio para merece el apelativo de "muy buen alcalde"? ¿Por qué se le realza por lo que, a diferencia de la mayoría, no hizo?
Se habla sólo de lo que no hizo y que estuvo bien que no lo hiciera.

Pero, ¿y lo demás?

NO mejoró el caos del tránsito vehicular limeño.
A pesar de que, al respecto, existe un proyecto deleitable, responsale y viable, el Sr. Castañeda Losio prefiere sus obras-migajas que tira ala suerte de cada quien, o de nadie.
NO hizo a Lima más segura.
NO hizo a nuestra ciudad menos contaminada

Sólo silencio y migajas. Y de paso, parquecitos para contentar a unos, y obras de lujo sin necedidad alguna para otros, en detrimento de las mayorías.

ENTONCES
, si no mejoró aquellos problemas que lamisma gente identifica como los más serios y urgentes de Lima, ¿por qué la gente votará nuevamente por él?

¿En qué momento el silencio, la inacción frente a los problemas más importantes y la realización de obras aisladas y no integradas, o triviales se convirtieron en la propaganda más exitosa para una re-elección?

Y no tiene ni la decencia para presentarse acordado por todos los demás candidatos. prefiere el monólogo en otro canal y que todos se arrodillen y le besen los pies cuando intenta imponer sus condiciones: su fecha y hora de un nuevo debate. Felizmente hubo al menos una persona que supo conservar su integridad, decencia y honor, y negarse frente a semejante descaro. Mis respetos, Humberto Lay.

ENTONCES
, ¿Por qué votar por semejante pedante?

¿Y quiénes están detrás de él?
¡Oh sorpresa! La ultraderecha sigue en pie. Aquella que se pronuncia a favor de la ley contra las ONG para callar a esos rebeldes que defienden su salud y sus vidas, para seguir enriqueciéndose con el dinero de las mineras (las cuales de por sí no son para nada malas, valga la aclaración). ¿A costa de qué se enriquecen?
Claro, aquellos que gobiernan sólo para ellos.

La gente vota sin saber un comino de lo que ofrece cada uno.

"La gente es ignorante" dicen unos. Pero éstos son aun más ignorantes.
La clase alta brilla por su vergonzoso comprmiso social.
La clase baja vota por quien le ofrece un cambio radical. Comprensible: nunca nadie les termina dando algo bueno, y si no saben medir las consecuencias y desenlaces de aquello que se les ofrece es porque el Estado (siempre de la mano con los grupos de poder) nunca les dió herramienta alguna para poder discernir con mayor criterio. (basta revisar la historia de la política peruana en el poder)
La clase media es la más pintoresca. Se reparte a ambos bandos, o se identifica o con los de arriba o con los de abajo. Siempre según les convenga. ¡Qué patético!

¿Por qué otra vez Castañeda Losio?

¿Por qué no nos atrevemos a un verdadero cambio?

¿Por qué brindamos por la embriaguez del caos de Lima cuando sólo el polvo inunda la nada?

"No es lo mismo comerte la mierda que te sirven, que pedir: ¡Por favor, denme más mierda!"