martes, febrero 26, 2008

El fantasma del olvido

No me gusta. No me gusta nada esta situación.

Si creen que es difícil no saber lo que uno quiere, es aun peor saberlo, pero depender de la decisión de otra persona.

Soy como un fantasma. Tengo que decirlo. Jamás había sido tan sincero: cuando te veo, se me cae la baba. SE ME CAE LA BABA. Así de sencillo. Así de simple.

Se me cae la baba porque te miro y me dan unas ganas demasiado intensas de abrazarte y llenarte de besos. Y lo hago, pero en mi cabeza. Por eso soy un fantasma. Porque no materializo lo que pasa por mi mente.

Se me cae la baba porque no puedo dejar de mirarte. Porque cuando caminamos no puedo dejar de querer sentir nuestras manos cogerse o de tenerte abrazada o de simplemente hablarte al oído.

Se me cae la baba y tengo que resistirme. Y eso no me gusta. No me gusta nada esta situación.

Soy un fantasma en persona y por teléfono. Cuando nos vemos, hago diez mil cosas en mi cabeza pero ninguna de ellas sucede en realidad. Y cuando hablamos, te digo diez mil otras en mi mente pero jamás se llega a escuchar nada. Y cuando te miro tampoco puedes interpretar lo que pienso, porque es una mirada de fantasma, no es humana.

Y me duele pensar que de esta manera me dejarás de lado. Y no seré sólo un fantasma a tu costado, sino un fantasma en el olvido. Peor que eso, nada.

Cuenta regresiva.

Me vuelvo loco.
Tengo miedo.
No quiero ser fuerte.

Quiero ser humano.
Y no fantasma.


PD: 80 mil veces no me bastan.

1 comentario:

Unknown dijo...

pero aguántate la baba y sé de carne y hueso, pues. nadie quiere un fantasma a su costado.