*After all that's happened, what is it that we've gained?(8)
¿Quién nos entiende? Los seres humanos somos tan complicados, tan diferentes y tan cambiantes, que siquiera intentar comprendernos es ya una tarea magnánima, unas cosa de locos. Así somos todos: hombres y mujeres en el mismo saco. Y también somos tercos: queremos justamente comprender aquello que implica nuestras mayores contradicciones, nuestros más grandes impulsos y nuestras constantes decepciones: EL AMOR. Así, con mayúsculas, porque abarca, aunque a veces no queramos, gran parte de nuestras vidas.
Amamos y odiamos a la vez a la misma persona, en el mismo segundo. La olvidamos y la recordamos en el azar que dirige nuestra memoria. La deseamos y la rechazamos una y otra vez y no nos cansamos. Así somos. No porque no sepamos lo que queremos, sino justamente porque estamos completamente seguros de lo que deseamos en el fondo. Es solo que nos nublamos con cien confusiones intentando racionalizar nuestros impulsos. Grave error. Es como que si le intentaras machacar las fórmulas matemáticas a un artista innato que sólo vive soñando con lienzos.
Ya lo dije antes: como diría el maestro Calamaro, "Es tán fácil perder la razón. No se puede vivir del amor (…) ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? ¿Por qué cantamos canciones de amor? Si suenan mal y nunca tienen razón. No se puede vivir del amor(8)"
Pero como dije al comienzo, somos tercos, recontra tercos. Y por eso seguiremos creyendo en el amor. Seguiremos intentando comprenderlo y continuaremos sin encontrarle ningún sentido. Pero no descansaremos. Y ganaremos y perderemos, y volveremos a ganar y nos tocará perder nuevamente. Y no es ningún delito. Es como debe ser.
Por eso te digo, mi estimado. Ni que fuera la primera vez. Esto ya es rutina para ti. Se descarta y ya vendrá otra. Argumentos te sobran. Y estáte tranquilo. Tu vida recién empieza. Aun no has tomado vuelo. Por eso quiero que te enamores y que te vuelvas a equivocar. Que ganes y pierdas nuevamente. Prueba y error. La siguiente no será la indicada. Tampoco la que le siga. ¡Qué importa! A la indicada la conocerás cuando menos lo pienses. No será planeado. Y serás feliz.
Sí, serás feliz. Ya lo vienes siendo igual. Pero será mayor con otra persona a tu costado. A pesar de que esa chica que aparentaba que iba arrancarte por completo de la soledad ahora deambula contenta presa de otro hombre. Llegaste tarde a ese festín, hermano. Te faltó lo que a él le sobró: estar enamorado. Ni modo. Pero a pesar de eso, mi estimado. A pesar de todo.
Y no te escribo esto porque te vea triste y necesites ánimos. Porque no es así y lo sabes perfectamente. Sino para que la próxima al menos hagas el intento de tomarlo más a la ligera. De ir paso a paso y no correr en el túnel del tiempo jurando que encontraste la luz cuando era sólo un pequeño farol al inicio de la ruta.
Pero sé que a pesar de que me estés escuchando y quieras seguir mis consejos, la vida te llevará nuevamente por el mismo camino. Y no te detendrás a meditarlo mucho. Te enamorarás perdidamente, jurarás que ella es y que no habrá otra, le creerás cada palabra que salga de su boca y yo rezaré para que no te estrelles contra la pared. Le rezaré al destino para que se apiade de ti. Y serás feliz pierdas o ganes. Y serás más feliz que ahora que estás bastante tranquilo. Porque nunca antes en tu vida un clavo se había oxidado sin ayuda de ningún otro.
¡Que el futuro nos reciba cantando!
Andres Calamaro - Flaca
*El que ríe último, ríe mejor.
¿Quién nos entiende? Los seres humanos somos tan complicados, tan diferentes y tan cambiantes, que siquiera intentar comprendernos es ya una tarea magnánima, unas cosa de locos. Así somos todos: hombres y mujeres en el mismo saco. Y también somos tercos: queremos justamente comprender aquello que implica nuestras mayores contradicciones, nuestros más grandes impulsos y nuestras constantes decepciones: EL AMOR. Así, con mayúsculas, porque abarca, aunque a veces no queramos, gran parte de nuestras vidas.
Amamos y odiamos a la vez a la misma persona, en el mismo segundo. La olvidamos y la recordamos en el azar que dirige nuestra memoria. La deseamos y la rechazamos una y otra vez y no nos cansamos. Así somos. No porque no sepamos lo que queremos, sino justamente porque estamos completamente seguros de lo que deseamos en el fondo. Es solo que nos nublamos con cien confusiones intentando racionalizar nuestros impulsos. Grave error. Es como que si le intentaras machacar las fórmulas matemáticas a un artista innato que sólo vive soñando con lienzos.
Ya lo dije antes: como diría el maestro Calamaro, "Es tán fácil perder la razón. No se puede vivir del amor (…) ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? ¿Por qué cantamos canciones de amor? Si suenan mal y nunca tienen razón. No se puede vivir del amor(8)"
Pero como dije al comienzo, somos tercos, recontra tercos. Y por eso seguiremos creyendo en el amor. Seguiremos intentando comprenderlo y continuaremos sin encontrarle ningún sentido. Pero no descansaremos. Y ganaremos y perderemos, y volveremos a ganar y nos tocará perder nuevamente. Y no es ningún delito. Es como debe ser.
Por eso te digo, mi estimado. Ni que fuera la primera vez. Esto ya es rutina para ti. Se descarta y ya vendrá otra. Argumentos te sobran. Y estáte tranquilo. Tu vida recién empieza. Aun no has tomado vuelo. Por eso quiero que te enamores y que te vuelvas a equivocar. Que ganes y pierdas nuevamente. Prueba y error. La siguiente no será la indicada. Tampoco la que le siga. ¡Qué importa! A la indicada la conocerás cuando menos lo pienses. No será planeado. Y serás feliz.
Sí, serás feliz. Ya lo vienes siendo igual. Pero será mayor con otra persona a tu costado. A pesar de que esa chica que aparentaba que iba arrancarte por completo de la soledad ahora deambula contenta presa de otro hombre. Llegaste tarde a ese festín, hermano. Te faltó lo que a él le sobró: estar enamorado. Ni modo. Pero a pesar de eso, mi estimado. A pesar de todo.
Y no te escribo esto porque te vea triste y necesites ánimos. Porque no es así y lo sabes perfectamente. Sino para que la próxima al menos hagas el intento de tomarlo más a la ligera. De ir paso a paso y no correr en el túnel del tiempo jurando que encontraste la luz cuando era sólo un pequeño farol al inicio de la ruta.
Pero sé que a pesar de que me estés escuchando y quieras seguir mis consejos, la vida te llevará nuevamente por el mismo camino. Y no te detendrás a meditarlo mucho. Te enamorarás perdidamente, jurarás que ella es y que no habrá otra, le creerás cada palabra que salga de su boca y yo rezaré para que no te estrelles contra la pared. Le rezaré al destino para que se apiade de ti. Y serás feliz pierdas o ganes. Y serás más feliz que ahora que estás bastante tranquilo. Porque nunca antes en tu vida un clavo se había oxidado sin ayuda de ningún otro.
¡Que el futuro nos reciba cantando!
Andres Calamaro - Flaca
*El que ríe último, ríe mejor.