viernes, julio 10, 2009

Porque la primera vez siempre es la mejor.

*Por eso, siempre renuevo mis primeras veces. Aquí mis 6 grandes temas.


1.Mi primer beso
Me gustaría contar una historia dulce y fresasa, pero no existe. Mi primer beso lo di jugando a la “Botella borracha”. Éramos 3 chicos y 4 chicas. Bordeábamos los 13 años.

Esa noche se adelantaron las cosas. Inocente y soñador, pensaba que mi primer beso sería fantástico: con una chica hermosa (que además me quitara al aliento), temblando a un centímetro de sus labios, mirándonos con ojos de quien está a punto de hacer algo que ha querido hacer toda su vida, con los brazos rodeando y acariciando esa cintura. Y ese beso primerizo pero perfecto. Y la mirada posterior, rozando narices, sonriendo tímidamente. ¿Nos cogemos de la mano? Ese beso que nunca pasó.



En cambio, fue un beso cronometrado. No podría decir que fue como si el tiempo se detuviera. Nada de eso. Y es que así era el juego. “Un beso de 10 segundos con tal”, “uno de 20 segundos con lengua con tal otra”.

Al menos ya podía decir que sabía lo que era besar a una chica.

El tiempo y más mujeres se encargarían de mejorar la técnica.


2.Mi primera vez
Es una regla con nombre propio: “Home alone”. Tenía que suceder, y sucedió.

Esa minifalda (mejor llamémosle microfalda) era un claro llamado a perder la castidad. Esas piernas gruesas y morochas pedían a gritos ser exploradas.
Esos labios gruesos eran un ingreso libre a una gran performance.

Y apenas te conocía. Pero eso no importó. A ese sillón tampoco le importó ser escenario de esos ‘previos’ revoltosos. A ese dormitorio no le molestó apagar sus luces para ser testigo de inaugural acto al desnudo. Para esa cama no fue ningún inconveniente el constante quejido que emitía con cada movimiento. “Jiju, jiju, jiju”. Esas maderas ovacionando el despliegue físico amatorio. Esas sábanas impregnadas de un sudor caluroso, revelador y placentero.

¿A quién le importaba si éramos novatos en la materia? ¿Me demoré en sacarte ese brasier? ¿Qué tan torpe fui con esos inexpertos movimientos? Hacer algunas cosas te daba vergüenza, ¿lo recuerdas?

No hay nada como el primer orgasmo.
God bless el preservativo.


3.Mi primer enamoramiento
Me resulta un tanto extraño y gracioso a la vez hablar de ti, luego de haberme enterado por Facebook hace poco de que eres una feliz esposa. Y yo un solterón sin suerte.

El primero siempre es el mejor: el más ingenuo, el más sincero, el más iluso, el más lindo.

Lo dije hace algunos meses:

“Cómo olvidar mi primer amor. Te vi una mañana soleada respirando brisa sanbartolina, divisándote a lo lejos. De ti debo decir que fue amor a primera vista. Desde el primer segundo que te encontré sobre un pequeño bote azul y amarillo, sonriéndole feliz a la vida rodeada de tus amigas. Tus cabellos amarillos, intensos como el sol de aquella mañana, resplandecientes como el vivo espíritu que a mis cortos 8 años aprendía lo que es estar enamorado.

Y entonces tejí todo un mundo ficticio que giraba alrededor de tu pequeña estatura, pero que contenía un sinfín de caminos en los que tú y yo terminábamos siempre juntos. No pensaba en otra cosa por aquellos días, debo reconocer. Pero mi mayor confesión es que esta locura me duró al menos seis años. ¡Seis años! Es que así eras tú, J. Tu belleza era simplemente indescriptible. Para mí, eras una diosa. Y por eso me sentí como un Dios cuando jugábamos a los ‘enamoraditos’, y tú y yo caminábamos abrazados. Emanabas un aire cálido que me sumergía en un mundo de ensueño.

Y por eso no me perdonaré jamás no haber comprendido esa señal en ese día nefasto que aparentó ser como cualquier otro, pero que años después, de un momento a otro, como si se iluminara un foquito de luz en mi cabeza, cobró total sentido. Porque yo entendí: “¿Sabías que me parece simpático?”. Y respondí: “¡Y eso quién no lo sabe!”. Y tu rostro con esa expresión de confusión y desilusión me lo diría todo años después. AÑOS.

Y es que tú dijiste esto: “¿Sabías que me pareceS simpático?”. Y a mí sólo me restó quedarme con la imagen de ese momento: una mañana sanbartolina, tú y tu pequeño, esbelto y desarrollado cuerpo, tus aproximadamente 15 años en ese entonces, tus dos abultados monumentos a la belleza femenina que tan loco me traían, tu piel desnuda apenas vestida por un bikini azul, tus ojos también azules y tan penetrantes, la huella de tu ser en un amor que no fue y que nunca será.

Cómo olvidarte, J.”



4.Mi primer corazón roto
No todo es lindo cuando uno se enamora. La traición, la decepción, el no ser correspondido, meter la pata, la ausencia de química, todo está a la orden del día. Esos dulces e inocentes quince años resultaron ser un veneno para este corazón. Pero, como diría el gran Calamaro: “primero, te quiero igual”. También lo dije hace algunos meses:

“Me faltarían muchas líneas para escribirte algo. La historia es larga y complicada. Debo decir, antes que nada, que ya me sentía listo para iniciar una relación seria. Y justo allí la vida me estrelló contra la pared. Lo llamé Karma, y culpé a todo lo malo que hice en el pasado.

Pensar en ti es siempre sonreír. Nuestra experiencia es la muestra de que a veces el perdón es un acto perfecto. Todavía recuerdo nuestras noches infinitas conversando por la computadora. Contándonos nuestras vidas enteras y siempre viéndonos por la webcam. Siempre me pareciste tan linda. Por eso te apodé ‘linda’, y ya que eras tan necia, decidí re-apodarte ‘necia linda’.

Ese verano me enamoré perdidamente de ti. Abrazarte sobre tu sillón era estar en el cielo. Tu corazón: mi paraíso. Pero no lo logré, ¿lo recuerdas? Te odié después de lo que pasó, con toda mi alma, lo juro.

Pero el tiempo me hizo perdonar. Fueron seis meses sin hablar y de ahí no habrían más que roces, nuevas conversaciones infinitas y un ida y vuelta que siempre te caracterizó: si terminabas con él, me hablabas y hasta me llamabas; si estaban bien, me olvidabas. Y yo me presté al juego varias veces, ingenuo y aún algo enamorado.

Jamás dejarás de parecerme tan linda como siempre, esa es la verdad. Pero ahora me da gusto saber que estás enamorada y que podemos conversar, matarnos de la risa y ser amigos. Aun tengo todas las canciones que te compuse. A veces las toco y las canto con mi guitarra y recuerdo el sonido de tu risa, tu voz suave y delicada y de niña, tu rostro fino y delgado, tu cuerpo esbelto, tu sonrisa perfecta que alguna vez bauticé ‘sonrisa de postal’.

Siempre me perseguirá la pica de nunca haberte podido arrancar un beso”.
Un beso que pudiese describir de la misma manera como lo figuré al principio. Y es que contigo aprendí a perdonar.


5.Mi primer amor
Tuve que reencontrarte para comprender que todo podía reinventarse y que me había perdido de mucho. Contigo aprendí a amar y a ser amado. Volví a tener una primera cita, un primer beso, una primera cogida de manos, una primera vez. Contigo aprendí que una cosa es que te guste alguien y te enamores de esa persona. Y otra muy distinta es compartir tu tiempo con ella, amar y ser amado.

Contigo me volví a enamorar. Tú fuiste mi primer amor.

Una noche en Starbucks. Los mensajes de texto.
Cuando quisiste conocer mi cuarto. Nuestra primera vez.
Nuestros jueves en mi casa. Mis escapadas por la noche a la tuya.
Tu sillón. Mi sillón. Aviación.

La primera vez que nos dijimos: “Te amo”.
La primera vez que se lo decía con toda sinceridad a alguien, en realidad.

Tus sueños. Mis sueños.
Un anillo. Otro anillo. Una promesa.

La distancia. El retorno.
Las dudas. Las peleas. Las cagadas. Y el desamor.

Sí, contigo volví a aprender todo y mucho más. Todo. Lo bueno, lo malo, lo peor y el colmo. Aprendí a amar y aprendí a odiar. Aprendí a aceptar y volví a aprender a olvidar.


6.Y la eterna primera vez
Y así comprendí, nuevamente, que la historia es circular. Aprendemos, olvidamos y volvemos a aprender.
O quizá sea lineal: aprendemos y aprendemos. Y todo es algo nuevo por descubrir. Cada relación, cada mujer es un nuevo universo, una nueva historia.
Entonces, existe un primer todo, pero existe más un primer todo en constante renovación.

Y yo recuerdo nuestra primera salida y el primer beso que te di en ese bar. Y esa vez que te quedaste acá.

Y hoy espero lo de siempre.
Un primer cruce de miradas. Una primera sonrisa correspondida. Un primer acercamiento. Una primera conversa. Una primera llamada. Una cita. Un abrazo. Nos cogemos las manos. Acaricio tus mejillas. Rozamos narices. Te doy un beso en los labios. Saboreamos los de ambos. Nos tocamos. Lo dejamos para otro día. Nos impacientamos por vernos. Nos conocemos mejor. Nuestra primera noche. Nos desnudamos mutuamente. Nos besamos de los pies a la cabeza. No nos aguantamos. Te hago el amor. Me haces el amor. Sudamos. Gemimos. Sonreímos. Nos miramos. Nos damos un beso y dormimos abrazados. Sin ropa bajo las sábanas. Te digo que te amo. Me dices yo también. Te digo que lo haré toda mi vida y tú que nunca dejarás de amarme. Sabemos que las palabras se las puede llevar al viento. Pero ¡qué importa! Somos felices y queremos serlo hasta el final. Hasta quedarnos sin aliento. Sabiendo que lo dimos todo y que era mejor separarnos.

Y entonces te perdonaré y tú me perdonarás. Y te olvidaré. Y me olvidarás.
Y cada uno volverá a tener una primera vez.

El mundo es así. La vida es una sucesión de fragmentos. Y tú quieres recordarlos todos. Por eso vas a vivir cada uno de ellos como si fuera el último. Besa como si fuese el último beso que vas a dar. Hazlo como si fuese el último acto amatorio, como si fuese el último orgasmo que le podrás dar. Ama como si fuese la última persona a la que vas a amar.

Y vive, siempre vive, porque otra vida no habrá.


9 comentarios:

Unknown dijo...

Así es para todo hay una primera vez, oh yo lo sé :D

gracias por la visita

bsos de esposa primeriza y Recién casada

Anónimo dijo...

que blog tan cursi por la puta madre......con razon el comercio esta hasta el culo

elextra dijo...

Fiore: Gracias tb por la visita. Felicitaciones por lo de recién casada!

Anónimo: uy, alguien que me conoce. Sería bueno que ponga su nombre.

No sé qué tiene que ver este blog con el comercio.

en fin, supongo que por ser un comentario absurdo le ha dado vergüenza poner su nombre.

y sí, es cursi. No me da nada de roche decirlo.

y cito a Daniel F, "los locos aún podemos escribir canciones cursis y decir 'te quiero'".

alfredo.

Damian dijo...

los post largos no se suelen leer lo hubieras hecho por partes
solo ese consejo

elextra dijo...

gracias por el consejo Damian, aunque discrepo un tanto.

pensé hacerlo por partes primero, pero todo estaba relacionado a una reflexión final. Esa reflexión no debía ir separado del resto.

varios de los blogs más leídos tienen posts bien largos.

no se trata de si es largo o corto un texto, sino de cuánto engancha al lector.

a veces se logra, a veces no.

Anónimo dijo...

que objeto tiene opinar de tu blog, si ninguna sugerencia, observacion ni critica aceptas?? se nota que tienes un ego enorme pero a veces pecas de ello! asi que solo puedo dejarte esta reflexion:sè humilde, la vanidad es el peor de los defectos, porque hace que nos engañemos a nosotros mismos.si eres muy sabio, siempre habra alguien màs sabio que tù.si eres muy fuerte siempre habra alguien màs fuerte. por eso, sè humilde.¿de que te glorìas? la vanidad nos quita el sentido de las proporciones, y terminamos volvìendonos ridìculos, porque nos engañamos a nosotros mismos!!
por cierto esta bien que seas cursi, pero empalagas hermano!! suerte!! y espero no te ofendas con mi humilde comentario!
P.D. NO SOY EL OTRO ANONIMO!! YO TENGO NOMBRE (CARLOS)

elextra dijo...

Anónimo Carlos: no me ofendo para nada con tu comentario. Sólo me molesto cuando alguien que me conoce escribe algo para criticarme duramente y se esconde tras el "anónimo".

Gracias por tu sugerencia.
La acepto: algunos post podrían empalagar. Sin embargo (y si he dado la impresión errónea, me disculpo) no tengo ningún ego enorme.

alfredo.

Carlos dijo...

klla mentiroso , floro y cursilón pa colmo xD jaaaaa

NAFURI dijo...

Te compro el "disco" solo si hay firma de autógrafos !!! ajajajaja
Como para ponerlo en mi coleccion de favoritos !

Me encantó el post! Sobre todo el punto 5 y 6 ...

Saludos =)

Nafuri