No te escribiré ningún poema
porque versos sobre ti sobran en las páginas de nuestras evocaciones.En las constantes de nuestros reencuentros.
Eso es lo nuestro: una constante.
Y no es que no haya nada más que decir de ti.
Podría escribir líneas infinitas sobre ti.
Pero prefiero una imagen.
Una fotografía tuya.
Un recuerdo infinito.
Un espasmo con tu sonrisa.
Un hedonismo introvertido.
Un temblor magnífico.
Y un orgasmo de colores.
Sería suficiente para que no haya línea que escribir.
Los renglones… pura ilusión.
Los márgenes… una desorientación.
(e intentaré)
Y no te escribiré versos codificados
porque no es mi propósito llegar a tu intelecto.
El único fin de esta tinta es confesarte algo que seguramente ya lo sabes.
Así de contradictorio.
Humano, ergo bestia.
Y sin tanto preámbulo, te lo diré con la misma tosquedad con la que la verdad (la verdadera verdad, la verdad misma) siempre se revela:
“Me gustaste desde el primer momento en que te vi”
Y no lo saqué de ninguna canción, ah. De ningún libro.
No hay que hacer ninguna clase de experimento mental metafísico para llegar a la verdad.
La verdad no está delante de tus ojos.
Pero tampoco tienes que desprenderte de tu cuerpo para poder hallarla.
Esta allí.
Está en tus mismos ojos.
Ojos de humano, ojos de bestia.
Pero te lo diré completo.
“Me gustaste desde el primer momento en que te vi.
Y nunca me vas a dejar de gustar”.
Nunca dejaste de hacerlo.
Me gustaron otras, también.
Pero tú siempre te las ingeniaste para mantenerte ahí.
Como una reminiscencia
como un cálido aliento siempre a mi costado
reaparecías en alguna llamada. A veces tuya, a veces mía.
en alguna conversación por msn interminable.
en alguna aparición por el campus.
en alguna cita (¿nos citamos, no?) en la cafetería.
Una premonición me decía que siempre ibas a volver a aparecer.
Una precognición de una historia que se repetía infinitas veces.
Un eterno amor platónico.
Eso, un amor platónico.
Por eso
no confundas lo intangible con lo palpable.
Si te hablo seguido por el msn, no es porque no pueda estar ahí sin hacerlo.
Y si te gileo, no es porque me derrita por hacerte mía eternamente.
Y si te llamo, no es porque necesite oír tu voz para dormir tranquilo.
Y si te invito a salir, no es porque tenga intenciones de estar contigo.
Y si te hago cariño o me quedo petrificado contemplando tu sonrisa, no es porque me muera por ti.
Y si te doy un beso, no es porque no pueda vivir sin ti.
es porque así sí podré morir tranquilo,
sabiendo que la efigie de tu esencia
permanecerá enclaustrada en una bola de cristal,
que cada vez que se frote, en ese azar de las circunstancias,
una reminiscencia, un déjà vu
revelará tu imagen como una existencia intangible,
capaz de emanar de mí un alucine de ternura perversa
pero incapaz de hacerme miserable, solitario e infeliz.
¿Me dejo entender?
Hubo una vez en la que me gustaste.
Hoy sólo me gustas en sentido figurado.
3 comentarios:
he vuelto! ja y te puse como sugerencia en mi elección por el blog day!
saluditos!
uhmmmmmm del campus no???! jajajajaj
cositaseria: pues gracias:D:D! vuelve siempre:)
Lore!: No, lorenita. O sea, estuvo en el campus, solía estar. No, ta mare, eso se presta a más confusión, jaja. ya no está en el campus desde hace más de un año. Así que no malintepretes:p
esa es una historia que tú no la sabes:)
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