1. ¡Que la próxima no sea churra!
Clásico. Las chicas se mueren de la envidia, de los celos, si la nueva chica del ex novio es churra. Verdad irrefutable, sean sinceras. Si la dejaron por ella, pero aun. Las resentidas la tildarán de “hueca”, “pituquita” o “perra”. Envidia pura. Por eso, mejor que sea fea, o más fea que ella, para así cantar victoria. Sí, mamita, VICTORIA. Puedes deletrearlo: V-I-C-T-O-R-I-A. Ahí sí, felices.
Mi pregunta es: ¿Será igual con los hombres?
Yo creo que sí, aunque en un grado mucho menor. Porque valgan verdades, si el pata es recontra feo, seguro pensaremos: “¿En qué está pensando esta flaca?”, y acto seguido nos dolerá la panza de tanta carcajada. Y sí, también cantaremos victoria. No lo duden.
2. Mi buena amiga Shey
2. Mi buena amiga Shey
Mi buena amiga Shey ha tenido muchos encontrones, amores y desamores, amoríos pasajeros, amores imposibles, y una pedida de mano con huida incluido. Increíble pensar que nadie te ha dicho literalmente para estar, mi buena amiga. No es que sienta lástima. Para nada. Yo no les dije a todas mis ex enamoradas el clásico: “¿Quieres estar conmigo?".
Shey, te fuiste ya hace varios abriles. Alguna vez volviste y te fuiste nuevamente. Me hace recordar a tus historias amorosas. La pequeña cenicienta esperando que su príncipe la encuentre y se de cuenta de que ella es la indicada. Una fábula que no termina siendo más que eso. Por eso te diré algo, my latin american new yorker: quiero que sigas viviendo cada vez con más pasión tus nuevos descubrimientos amorosos. No te desanimes. Los hombres somos como las mujeres: cada uno es un nuevo mundo por descubrir. En gringolandia encontrarás al que andas buscando. Pero a veces, hay que ser muy paciente.
Mientras tanto, aquí te siguen esperando los buenos amigos, como yo, que extrañamos todas esas conversas de horas y madrugadas mientras soñábamos en cambiar el mundo y un amor perfecto a nuestro lado. Las salidas, los conciertos, tu voz melodiosa y tus sueños de cantante, mi pluma escondida y mis pesadillas de escritor. Mi confidente: tú eres la única chica que conoce los secretos más sucios y detallados de los comienzos y desarrollo de la relación que enmarca casi la totalidad de los escritos de este humilde blog. Flaca, eres una de mis mejores amigas, de aquellas, de esas que pueden no cruzarse con uno toda una vida.
3. La incondicional
Será porque mueve incesantemente su cola, que es capaz de arrancarme una sonrisa por más molesto o triste que pueda estar. Será por eso también que comprendí perfectamente cuando la chata, con su crisis amorosa existencial, me dijo: “Quiero una mascota”.
Mi perrita se llama Kiara.
Irónico pensar que su nombre se pronuncia igual que el de un eterno amor platónico.
Curioso pensar que cada vez que termino con alguien, que me chotean o que terminan conmigo, siempre llego a mi casa y ella me espera, siempre me espera, y me ofrece su movida de cola, sus babeadas de lengua, su pata, su juego y su alegría, y entonces yo la abrazo y le digo casi susurrando: “Tú eres la única que siempre se queda a mi lado”.