miércoles, diciembre 23, 2009

Ese difícil oficio de siempre hacer reír

*Este círculo vicioso te hace querer estar lo más lejos posible, pero también te hace saber que siempre volverás, una y otra vez, porque en el fondo lo último que quieres es estar lejos.


El desenlace fue exactamente como ella lo predijo. “Eres un tonto. Vas a perder a las dos”. Dicho y hecho. Esta es tu historia, Onírico. Quién miércoles te entiende.

LA FIJACIÓN EN LO PROHIBIDO
A las personas a tu alrededor, mi estimado onírico, no les sorprendió ni un poquito cuando les comentaste que te gustaba y que estabas saliendo con celeste, una de las mejores amigas de tu ex enamorada. Total, ya habías tenido algo con dos ex de un amigo tuyo. Y hasta habías reconocido esa extraña debilidad por las mujeres de los otros. Acaso esta nueva faceta era solo una extensión de tu incontrolable genio.


Para lograr tu cometido debiste ser paciente y esperar. Lo supiste desde ese día en el que esa falda blanca y esas dos piernas gruesas y morenas, deliciosas y morenas, te cambiaron totalmente la perspectiva. Pero fuiste amigo, esperaste y respetaste la relación que tenía en ese momento. La espera dio sus inesperados frutos y de pronto estaba sola y más pronto la tomabas del rostro y se fundían en inacabables y enardecidos besos. Todo pasó tan rápido, que no pudiste procesar la evolución de amiga de tu ex – amiga – salida. Un día era uno y al día siguiente el otro. Nada de qué quejarse, onírico. Lo habías logrado, y estabas tan contento.

ESE DIFÍCIL OFICIO DE SIEMPRE HACER REÍR
Debes aceptar, mi estimado onírico, que en ningún momento pensaste que fuese tan complicado. Los impedimentos iniciales: salía de una relación complicada, la ex que no debía saber y el viaje por el verano que haría en 4 meses (esta vez te dieron verdad y no una supuesta partida). Tú dijiste que solo pensabas en el presente y no en el futuro, pero en el fondo lo sabías bien: tu objetivo era convencerla poco a poco.

Superar una barrera no lo hizo más fácil. Le dijeron a la ex y se armó una grande. Por un lado, ella había tomado a bien que su amiga y tú sean tan patas; por el otro, tu ex te estaba ayudando y acompañando en un momento delicado para ti: tu abuelito estaba mal y ella estuvo a tu lado. ¿Escogiste bien el momento para decírselo?

Pero esa barrera, aunque con tropiezo, pues perdiste la amistad de tu ex, la superaron. Pero aún habían otras más difíciles: sus problemas que no podía contar. Pero así, a ciegas, estuviste a su lado, y sin preguntar te abocaste a hacerla sentir bien. A hacerla reír todos los días. A estar a su lado lo máximo que pudieras. Casi no dormías en días. Pero siempre había espíritu para hacerla reír. Matarse de risa de lo que sea, pero juntos, era la mejor recompensa para ese humilde oficio de siempre hacer sonreír a la otra persona.

MALDITO CÍRCULO VICIOSO
La primera vez dejaron de salir por el berrinche de la ex. La segunda, también. Mejor no comentar el grave pero pasajero desliz de celeste en ese breve lapso de separación y esa fuerte discusión que pareció el verdadero fin, pero que fue solo otra falsa alarma.

La nueva unión pareció la definitiva. Así lo creíste. Te enamoraste, mi estimado onírico. Otra vez. Perdiste la cabeza y también el rumbo. Perdiste la noción de tu humilde oficio y caíste en la desesperación -totalmente comprensible y lógica- de la paranoia de querer y no poder.

Por eso ese egocéntrico ‘yo’ al pensar que si estaba rara era por ti. ¿Cómo no pretender exigir más cuando fue celeste la que te buscó de nuevo una semana después de decirte “estaría contigo, si no me fuera de viaje”?.

Pero sus problemas siempre fueron mayores que tus encantos. Tu oficio por amor al arte tenía fecha de caducidad. Un buen día (una mala noche, en realidad) una infructuosa charla bloquearía el camino. A pesar de tus últimos intentos, esas cartas, mails, llamadas, besos y esos íntimos encuentros no cambiarían nada. Una última conversación, semanas después, terminó de clausurar la travesía.

SE BAJA EL TELÓN
Terminaron en buenas condiciones. Su historia tenía fin, pero no la tuya, onírico. Tú aun tenías un asunto por resolver. Por eso te apareciste de improviso en la casa de tu ex y con poquísimas palabras le agradeciste (cosa que no habías hecho antes) por haber estado a tu lado en ese difícil momento de tu abuelo, y aceptaste que contarle que salías con una de sus mejores amigas no fue la mejor decisión justo en ese contexto.

Fue un gran gesto y un acto justo. Pero como a ti te persigue el drama, tu gesto no solo fue malentendido, sino reproducido de la manera incorrecta, y directo a los oídos de celeste.

Ese es el precio de ser bueno, onírico. Podrás culpar al karma que no te suelta desde hace años. Podrás culparte a ti y repetirte una y otra vez que cavaste tu propia tumba, que todas las voces te dijeron, y hasta con eco, que no lo hagas, pero lo hiciste conociendo el final por un terco y romántico deseo de cambiar el destino.

Maldito romántico.

Y podrás culparla también por hacer lo que más te puede joder: que ya tengan a otro. Y ella también podrá culparte por ese ‘yo’ del que tanto se quejó de ti y podrá aferrarse a odiarte por esa malinterpretación de tu gesto de agradecimiento una vez bajado el telón.

Puras excusas para olvidar. Aletazos amargos de un ahogado que intenta que se lo lleve la corriente como un pez desmemoriado. Dicen que odiar es la mejor pastilla para olvidar. Pero otros prefieren alejarse. Estar cerca puede ser como morir a pedazos. Y tú eres autodestructivo, mi estimado onírico. De otra manera no se puede explicar esa obstinación por querer mantenerte cerca sabiendo que por dentro te estás haciendo mierda.

Quién miércoles te entiende.


Catupecu Machu - Magia Veneno


"Lo que pides, lo que puedo, lo que queda en intentos.
todo a punto de alterarse, siempre a todo momento.

(...) de la luz hacia lo obscuro, magia veneno.
De lo obscuro hacia la luz, todo nuevo.
respirarse, emborrachar morir y seguir viviendo"

......

Y esta estrofa, también de Catupecu Machu (Hechizo):

"ganar o perder, sé que nunca me importa, lo que embruja es el riesgo.

(...)y subes a otro nivel, y no puedes llegar ni siquiera a tocarlo.
y sientes que estás completamente agotado, y no entiendes por qué".

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