miércoles, setiembre 16, 2009

Juguemos a las escondidas

*Carta a una lady y una canción para tener en cuenta.



Unos buscan los espacios más propensos a ser descubiertos para iniciar una acalorada sesión amatoria.

Otros empiezan una relación prohibida, ante el adrenalínico y placentero bichito de que los demás no sepan lo que a su costado sucede.

Yo me declaro parcialmente del segundo grupo.

En mi caso, no es un juego. No es a propósito.

Recién lo he descubierto y puedo sacar dos conclusiones a partir de ello, sin revelar explícitamente lo que mi situación se trae entre manos.


1. Nadie es propiedad de nadie.

Cuando una relación termina, hay que dar por hecho que ello implica un verdadero fin. Aún exista la posibilidad de un eventual regreso, al menos momentáneamente se ha establecido el cierre de un camino. Si se reabre o no, ese ya es otro tema.

Por lo tanto, cualquiera (y lo subrayo, cualquiera) puede comenzar una relación con alguna de esas dos personas.

Esto me lleva a la segunda reflexión.

2. Negar sentimientos es contranatura.

Uno no decide quién le va a gustar. Eso simplemente sucede.
(Sí se puede escoger a quién uno le va a gustar y hacer todo por lograrlo, pero ese también ya es otro tema).

Por eso, considero comprensible pero inútil establecer restricciones a ciertas acciones desencadenadas por los gustos.

- Que tus amigos(as) no se puedan meter con tu ex.
- Que tu ex no se pueda meter con tus amigos(as).
- Que no te puedas involucrar con alguien de tu trabajo (así sea tu jefe).
- Etc, etc.

Espinoso campo.

Estoy seguro de que la mayoría establece eso como máximas. Sin embargo, transgredirlas es más común de lo que uno cree.
El hecho de que sea habitual no lo hace bueno. Pero sí humano.

Y no me refiero a que errar sea humano (cosa que es verdad), sino a que es parte de nuestro instinto sentirnos atraídos por alguien, sea quien sea.

No es por ser mala persona. No es por fregar a alguien. Menos por venganza.
Cuando las cosas pasan, no hay cadena que ate a los sentimientos.
Los cuerpos se pueden alejar, pero el espíritu y los corazones actúan por sí solos, no por nuestros mandatos.

Deja que lo que sientes alce vuelo.
Que nadie te diga que no lo puedes hacer.
Cuando algo se vuelve verdadero (meant to be), lo demás termina por ordenarse. Los demás terminan por aceptarlo.

Pero no es necesario sacar conclusiones tan rápido.
Dejemos que las cosas fluyan y que pase lo que tenga que pasar. Bueno o malo, alegría o tristeza. Ilusión o decepción. Claro, esperemos que sea lo mejor.

Pero no tomes a la ligera estas verdades.
No son fáciles de asimilar ni de conllevar.

Por el momento está bien: Juguemos a las escondidas.

Tenemos la ventaja de que no tenemos el límite de los tantos segundos.
Aún tenemos tiempo para rato.
Vivamos el día a día sin pensar tanto en el qué pasaría si.
Ese capítulo solo lo escribiremos si llegamos a él.
Mientras tanto, sigamos escribiendo con la misma tinta divertida y llena de cariño el capítulo en el que nos encontramos.

Y que nadie nos diga lo contrario.



Foto:
http://www.flickr.com/photos/francalejandra/2090226546/

3 comentarios:

GINNA dijo...

Hey, te sigo leyendo...buen blog...saludos.

Natalia dijo...

:) gracias por tu comentario, siempre es bueno saber q alguien me lee.
me gusta esta posteada,y la anterior me parecio genial.

Ayla dijo...

"Los amores cobardes no llegan a amores o a historias, se quedan ahì, ni el recuerdo los puede salvar, ni el mejor orador cojugar" Silvio Rodriguez.