martes, noviembre 17, 2009

La verdad de las mentiras

La relación que más te marca es la que más te cambia.
Lo que hagas después será consecuencia de lo que hayas hecho antes. O de lo que te hayan hecho. O de lo que nunca hiciste.

No volverás a llevar de la misma manera tu próxima relación. Habrá cosas que harás de manera distinta. Cosas que dejarás de hacer y otras que esta vez sí estarás dispuesto a hacer. Esta vez creerás algunas cosas, otras no. Esta vez no pecarás de ingenuo. En esta ocasión no harás de mártir.


Cada uno según lo que le tocó. Yo me volví desconfiado. Súper desconfiado. Pedirme que confíe es mucho. A las justas creo en mí mismo. Pero ni siquiera confío en todos mis pasos.

Aprendí que las cosas tienen una razón. Aún cuando aparentan no tenerla. A veces la logras saber al instante, otras te caen como baldaso de agua fría casi un año después.

Cuando vez rasgos similares, acciones parecidas, respuestas afines, te preguntas si no estás cavando tu propia tumba.

Pero eres terco. Y por algo lo eres. Hay algo ahí que te hace seguir. No quieres pensar más. No piensas que quizá es solo una obstinación, que podría ser no querer estar solo, muchas variables. ¿Acaso un simple ánimo autodestructivo?

Qué importa. Cuando quieres algo, lo quieres como viene. Piensas que tienes un límite, pero te das cuenta de que cada vez es más elástico. Y un día dices “ya fue”, y al otro piensas todo lo contrario. Y se vuelve un círculo vicioso.

Y es que no la entiendes. No puedes entenderla. Te desesperas y quizá mejor mandar todo al diablo. Y sientes que sin hacer nada lo haces. Pero es solo cuestión de tiempo para que te des cuenta de que lo que sientes es más fuerte que su impedimento.

Maldito círculo vicioso. Aprendiste de tu antigua relación. Aprendiste. Pero aprender no significa corregir. Aprender es solo saberlo.

Y cuando no se tienen respuestas es inevitable lanzar mil hipótesis. Sin querer asumes una y la das por cierto porque de algo te tienes que coger. Todo será más fácil si te lo dijera, pero ahora eres tú quien debe resolver ese misterio. Y resolverlo en la cabeza no más, porque nada sólido tendrás. (Y ay si te lo dijera..)

Y siempre vuelven. Siempre vuelven. Y tú siempre atracas. Siempre atracas.
No. No siempre. No siempre ambas cosas.
Pero toda reconciliación, toda nueva oportunidad siempre es bien vista.
Y tú la esperas. Por afuera demuestras lo contrario.
Pero por dentro sabes muy bien que siempre la esperas.

Siempre la esperas.

2 comentarios:

Pao dijo...

Cuando terminás una relación pensás un millón de cosas,pones otro millón en la balanza...y decís...¡La proxima no hago esto!¡la proxima empiezo con esto!, pero al fin y al cabo....Hacemos siempre lo mismo. Y cuando nos deslumbranos por alguien no importa mas nada...
Un besote, me gusta leerte.

NAFURI dijo...

Y es así.
En estos momentos tengo una nueva relación y a veces es inevitable pensar en la anterior (la que me dejó mal,horrible oye!... pero ya está superada) pero no por el sentido de ponerme sentimental y recordar, sino lo hago como buscando que fue lo que "cag* todo" para que no se repita en la actual,a veces mi chico se pone celoso por eso,no le gusta que recuerde, pero ojala entendiera que no es porque sienta algo sino que a veces veo "actitudes o acciones" que se estan repitiendo y yo quisiera corregirlas, DETENERLAS para que no lleguen a un desenlace que ya conosco.
Hoy mas que nunca necesito que el me escuche porque "poco a poco" sin darse cuenta me está tapando la boca y está provocando que me cierre como la persona anterior.
A veces pienso que las personas no les gusta pensar por el hecho de llegar a conclusiones nada bonitas y muchas veces hasta triste. La gente tiene miedo y prefiere seguir en su burbuja. Sin embargo a veces odio mi cabeza cuando funciona por demás y no me deja disfrutar las cosas como yo quisiera. Tengo mucho por ordenar.

Un gusto volver a leerte.

Por si no actualizas el blog antes del 25. FELIZ NAVIDAD =)! ...xD!
Nafuri!